TRAZANDO CAMINOS DE RESILENCIA.

En el trasfondo de la sombra dejada por el incendio de 2014, y con la reciente experiencia del incendio forestal durante la Navidad de 2022 aún fresca en la memoria colectiva, la pregunta sobre el estado emocional de la gente adquiere un matiz retórico. Los momentos transcurridos han sido complejos, extensos y cargados de incertidumbre. Las alarmas de evacuación resuenan como la banda sonora de estos días, mientras las pérdidas de espacios, hogares y vidas impactan profundamente en el corazón de la comunidad.

Preservar nuestra salud mental se vuelve un desafío aún mayor cuando hablar de lo ocurrido parece inevitable. Las redes sociales están saturadas de información e imágenes, y la televisión se centra por completo en este tema. A pesar de la dificultad, es crucial resistir la tentación de consumir constantemente este tipo de información. Mantengamos nuestras rutinas diarias en la medida de lo posible, compartamos nuestras experiencias y sentimientos, y busquemos escuchar a los demás con genuino interés y empatía.

En estos días venideros, los más desafiantes, la adrenalina disminuye y la fatiga se instala. Por lo tanto, es fundamental estar conectados con nuestras emociones y necesidades, y no dudar en pedir ayuda cuando sea necesario. El autocuidado puede manifestarse a través de pequeños gestos diarios que contribuyan a nuestro bienestar psicológico.

Por Fernanda Pérez